En Lima, el Mons. Juan Luis Cipriani celebró la misa en honor al vigésimo aniversario del fallecimiento de Don Álvaro del Portillo.
Por Claudia Reto. 26 marzo, 2014.“En la madrugada del 23 de marzo de 1994, apenas unas horas después de haber regresado de una peregrinación a Tierra Santa, el señor llamó a su lado a Mons. Álvaro del Portillo. Ese mismo día, el beato Juan Pablo II acudió a rezar ante los restos mortales del siervo de Dios”. Así recordó el Mons. Juan Luis Cipriani el tránsito al cielo del segundo gran canciller de la Universidad de Piura, en la Santa Misa que celebró en honor al aniversario de su partida al cielo.
Próximos a la beatificación de Don Álvaro del Portillo, el cardenal de Lima resaltó la fidelidad del primer sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer en todos los momentos de su vida. “Don Álvaro era pura fidelidad. Tenía una fidelidad indiscutible a Dios, en el cumplimiento pronto y generoso de su voluntad. Era fiel a la Iglesia, al Papa y a su sacerdocio. Por eso, San Josemaría Escrivá muy pronto lo llamó ‘roca’ en latín, saxum”.
Una roca que da frutos
El Mons. Juan Luis Cipriani resaltó también la fidelidad de Don Álvaro hacia San Josemaría Escrivá, especialmente en el deseo de fundar una casa de retiros. “Recogiendo la voluntad del fundador del Opus Dei, se está construyendo en Jerusalén una casa de retiros que llevará el nombre de ‘saxum’. Será un lugar donde personas de todo del mundo podrán acudir y encontrar una ocasión de acercarse a Dios”, explicó.